He tenido varias sesiones chamánicas esta semana. Cada una distinta. ¡La diversidad es la fuente principal del conocimiento! Hoy me nace hablarles de tres niveles en los que en ocasiones trabajo, tratándose de chamanismo. El camino espiritual tiene sus retos, es simple, pero no es fácil.
Tuve diferentes sesiones esta semana, pero una fue la que me llamó poderosamente la atención, una sesión donde el trabajo se ubicó a nivel mental. Todas las sesiones vinculan los tres aspectos: físico, mental y emocional. El fin general de cualquier sesión es alcanzar la unidad y el equilibro: la plenitud.
Trabajar al nivel del cuerpo, al nivel de la reconstrucción celular, del sistema circulatorio, de la purificación de piel y de los órganos vitales, es trabajar al mismo tiempo con las dependencias, las adicciones, las co-dependencias, los pensamientos obsesivos, el estress, la falta de sueño, la ansiedad. La percepción chamánica en este tratamiento es mi guía principal, utilizando la videncia: la videncia es la herramienta sobre natural que se entrena para que podamos ser los traductores de la manifestación natural de la vida (¿Qué mejor visión de la naturaleza humana que la que se consigue desde el vuelo que proporciona la ubicación sobre natural?); porque si la fuente de vida nos hablara por sí sola, necesitaríamos vivir en permanente unidad con todo para comprender (sería lindo ¿cierto?) pero mientras llegamos a ese plano de consciencia la videncia, bien sintonizada y entrenada, es una guía primordial en las sesiones de sanación chamánica. Por ejemplo, si yo percibo un muro, mientras estoy trabajando en una sesión chamánica, no se trata literalmente de un muro; se trata de la forma en que mi cerebro traduce la manifestación natural que está alojada en quien decidió tomar el tratamiento, para que yo pueda entender cómo trabajar o qué es lo que estoy haciendo; si se presentara ante mí tal cual es, sin filtro, seguramente mis funciones cerebrales no sabrían como reaccionar, por tratarse de lo que, llanamente, no tiene nombre. Los sanadores trabajamos todos los días con lo que no tiene nombre, la videncia nos ayuda a volver tangible lo intangible, para tener el poder de transformarlo.
Les hablaba de los niveles. Trabajar a nivel físico requiere mucho más esfuerzo; empujar las energías que deben ser encarnadas, remover las que están ancladas en la memoria celular, lo atómico, lo molecular. Si nos liberamos a ese nivel, lo emocional y lo mental son caminos más sencillos de fortalecer, sino es que ya están suficientemente fortalecidos.
Ayer la experiencia nos llevó a trabajar casi exclusivamente a nivel mental. El paciente se quedó dormido. Ese tipo de sueño que provoca el contacto con el poder energético no es simplemente dormir, es entrar también a otro estado de consciencia, usando el sueño como un vehículo. Todo el trabajo se centró en derrumbar un muro, un muro muy bien cimentado que mantenía su percepción rígida ante cualquier cambio que la vida le manifestara. En el chacra del tercer ojo se removieron los obstáculos usando la energía de una luz blanca, brillante, como de diamante -diría yo- esta energía la asocio a la presencia de el arcángel Metratrón: para dar claridad mental y de visión. Después sorpresivamente se hizo presente el fuego que se colocó en su chacra base, para ir encendiendo hacia arriba cada uno de sus chacras; la purificación se daba para encender una llama hasta su chakra coronario. Esa experiencia indica que la persona que se sometió al tratamiento comenzará a percibir de forma distinta, más clara. El chakra de la corona quedó abierto y llameante (en otros tratamientos la solución es cerrar ese chakra, sobre todo en casos de niños o adolescentes que no están preparados para el ajuste de percepción y los retos que representa un crecimiento espiritual evolutivo). Pude ver ese ese tratamiento como la preparación para el iniciado espiritualmente.
Mi paciente me preguntó al terminar la sesión si era conveniente volver. La respuesta fue sí, pero no es la única forma de trabajar a nivel mental; esos muros pueden derribarse a través de la meditación, de la observación exhaustiva. Todas somos capaces de remover cualquier obstáculo a través de la meditación. la meditación es tan poderosa ¡que llevó a Sidharta Gautama a la iluminación! El tratamiento, sin embargo, es como estar con un maestro que nos toma de la mano, nos guía, presta su cuerpo para que a través de él se manifieste la unión total con la naturaleza, y lleva a ese campo a la estudiante para que la unidad la sane, y vuelva teniendo la experiencia que ya sabe que necesita buscar en sus meditaciones cada vez que quiera sentirse plena.
Gracias a quienes ponen su confianza aquí, en este templo.
Kanaka Buda.-